Los LeBarón contra el sistema, no fueron reconocidos como víctimas : El nuevo capítulo de una injusticia persistente en la Cuarta Transformación

masacre de los LeBaron

La tragedia de la familia LeBarón en Bavispe, Sonora, continúa dejando cicatrices profundas en el tejido social y judicial de México. El reciente anuncio del activista Adrián LeBarón de que llevará su caso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) marca un nuevo capítulo en una lucha que, lejos de encontrar resolución, parece estar atrapada en un círculo vicioso de desilusión y abandono.

Una larga lucha por reconocimiento y justicia

El crimen que conmovió a México y al mundo entero, la masacre de los LeBarón, ha dejado a la familia enfrentando una realidad devastadora. A pesar de la magnitud del horror y el dolor que han experimentado, las autoridades mexicanas han fallado en reconocerlos oficialmente como víctimas. Este rechazo ha impedido que reciban la reparación del daño que tanto necesitan y merecen. En palabras de Adrián LeBarón, “les quiero comentar una nueva injusticia a la que nos estamos enfrentando”.

El activista, conocido por su tenacidad en la búsqueda de justicia, ha utilizado sus redes sociales para hacer un llamado a la SCJN. Su mensaje es claro: la lucha no es sólo por su familia, sino por todas las víctimas que, como ellos, han sido marginadas por un sistema que parece no haber aprendido de sus errores pasados.

Un gobierno que pareciera no cambiar

El desencanto de los LeBarón no es un caso aislado; es un reflejo de un problema sistemático que ha estado presente a lo largo de sexenios. Bajo la Cuarta Transformación, la administración de Andrés Manuel López Obrador prometió cambios radicales y un enfoque renovado en la justicia y la protección de las víctimas. Sin embargo, los acontecimientos recientes sugieren que para algunos, la realidad es otra: el desdén y la indiferencia hacia las víctimas persisten.

La exclusión de la familia LeBarón de los acuerdos de reparación y reconocimiento refleja una lamentable continuidad en la falta de empatía y acción efectiva por parte de las autoridades. “No somos víctimas, no es suficiente haber atravesado una masacre”, lamenta Adrián LeBarón. La desconsideración administrativa y la falta de comunicación sobre los procedimientos han dejado a su familia en un limbo jurídico y emocional.

La respuesta inmediata: Un recurso a la Suprema Corte

Ante esta situación, la familia LeBarón ha decidido presentar un recurso de revisión a la SCJN, en busca de justicia y de la apertura de un camino que beneficie no solo a ellos, sino a todas las víctimas de violencia en el país. La decisión de recurrir a la Corte Suprema subraya la desesperación y el fervor de una familia que ha visto cómo el sistema de justicia les da la espalda.

El rechazo de sus argumentos por parte de la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos refleja una triste realidad: la falta de coordinación y la incapacidad para abordar casos de violencia con la seriedad y el compromiso que exigen. La exclusión de la familia LeBarón de los convenios de reparación es una prueba palpable de un sistema que no ha logrado evolucionar y adaptarse a las necesidades de sus ciudadanos.

Un clamor por la justicia y la empatía

El caso de los LeBarón no es sólo una cuestión legal; es una cuestión de humanidad y de justicia. La familia no está solo buscando compensación, sino también que se reconozca su dolor y se haga justicia en un sistema que, a pesar de las promesas de cambio, sigue dejando mucho que desear.

Como apunta Adrián LeBarón, el objetivo es “abrir un sendero de justicia” que sirva de ejemplo para todas las víctimas de violencia en México. Este llamado a la SCJN es un grito de esperanza para quienes han sido olvidados por un sistema que necesita urgentemente una reforma profunda y una muestra genuina de empatía.

Conclusión: La lucha continua en la Cuarta Transformación

El caso de la familia LeBarón es un claro indicativo de que, a pesar de los cambios prometidos por la Cuarta Transformación, la realidad para muchas víctimas de violencia sigue siendo desoladora. La inacción y el desdén administrativo no sólo perpetúan el sufrimiento de las víctimas, sino que también socavan la credibilidad de un gobierno que prometió una nueva era de justicia.

La presentación del recurso a la Suprema Corte es un acto valiente y necesario, no sólo para la familia LeBarón, sino para todas las personas que claman por un sistema que realmente funcione. La esperanza está en que la Corte reconozca la gravedad del asunto y se actúe en consecuencia, para que, finalmente, las víctimas reciban el reconocimiento y la justicia que tanto necesitan.

Foto: Internet

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